En el año 2011, fui a firmar a la Feria del Libro de Madrid por primera vez. A esas alturas, llevaba incontables años asistiendo como espectador, y soñando como tantos otros que algún día mis libros estarían allí expuestos y a la venta. Hoy en día, me parece muy normal entrar en una gran superficie y encontrarlos en las estanterías, pero en aquel entonces parecía un sueño altamente imposible, y no eran muchos los que ayudaban a mantener viva la llama de que algún día…
Sin
embargo, en aquella ocasión tan histórica, mi paso por el stand de una
multinacional para firmar el libro que había escrito acerca de Alejandro Jodorowsky fue apenas un
testimonio, o más bien un sueño cumplido al fin… por lo que teniendo en cuenta
que al año siguiente fui con el Círculo Primero publicado por Alberto Santos y arrasamos en firmas y en cifras de ventas, siempre la consideré
como la feria número 0 para mí. Así que, por lo tanto, la presente feria de 2022 sería mi número 10, sin
que haya faltado a ninguna desde entonces. No está mal, para un sueño
inconcreto que empezó en hojas sueltas de apuntes de una carrera tediosa.
Y
no voy a hacer balance porque además no tendría espacio, sino que voy a hablar
de lo que ha pasado esta vez. De cómo hemos
revolucionado la feria entera con esos elfos
tan hermosos y tan especiales llamados Jairo,
Ángela, Brandon, Claudia y Rosalía. Unas personas que han pasado
de ser lectores de la Tierra Incontable a personajes de
carne y sangre, caracterizados de tal manera que han hecho posible algo
parecido a un milagro. ¿Y cómo iba a resistirse la gente a un sosías de Rayleth de Aleth, con el sigilo de la
Casa de Aleth grabado en su cinturón, su arco más alto que él y un homenaje a
los Caballeros del Guante Rojo en el
brazo? ¿O a su compañera de Aniïl,
elegante como una afilada nube gris pero igual de guerrera que él con la mente
y con la espada? ¿O a esa maeorlynn de incógnito capaz de
doblarse como un junco o de danzar al compás de la música de un cazador de
talla gigante que podría ser un compañero del mismo Alterwynn? ¿O a la mismísima Reina
de los Hombres, a la que debido a uno de sus retorcidos experimentos con la
magia han acabado saliéndole cuernos? No, eso último aún no ha pasado en los
libros… pero pasará pronto, porque así son las historias, y así nos las
inspiran quienes las viven y las disfrutan.
Con
semejante plantel, ¿cómo no triunfar? Estos días de redes y de conexiones
exigen presencia… ¿y qué mejor presencia que una que invita a la fotografía, al
jolgorio y a la magia? Habiendo diseñado para la ocasión el grandísimo e
imprescindible Raúlo Cáceres una
hermosa tarjeta de visita hacia los mundos de la Tierra Incontable, repartimos todas las que pudimos a quienes
quisieron aceptarlas, que fueron todos. Ahora sé lo que es eso de incendiar las
redes sociales, literalmente…
Pero
nada de todo eso tendría sentido si no fuese por vosotros, los lectores. Personas que venís a comprar los libros, que confiáis
en las recomendaciones que os damos ya sea on
line o en persona, que estáis dispuestos a escucharnos y a gastar un poco
de vuestro tiempo en sumergiros en lo que hacemos nosotros, y descubrir así
algo que puede que os guste mucho, o puede que no. A fin de cuentas, los gustos
no son universales, y nosotros, los que escribimos libros, hacemos lo que
podemos…
De
ese modo, el martes 31 estuvimos para empezar en la caseta 177 de Imágica Ediciones, con nuestro amigo y
culpable de muchas cosas Alberto Santos, vendiendo un buen puñado de mi libro
infantil ¿De Qué Están Hechos los Sueños?, título por el cual sigo
sintiendo especial orgullo y satisfacción, y al que tal vez muy pronto se una
otro… y hasta aquí puedo escribir. De momento, un libro escrito y publicado
hace ya seis años sigue gozando de magnífica salud, y los que entonces eran
niños y lo disfrutaron siguen viniendo a decirme cuánto les gustó, y cuánto les
sigue gustando. Ya decía el gran Michael Ende lo difícil que era
crear un libro que fascinase por igual a pequeños y a grandes o que siguiera
fascinando a grandes una vez dejasen de ser pequeños, así que haberlo
conseguido es algo que me hace muy, muy feliz.
Y
después de eso, todo el finde del 4, 5 y 6 de junio nos fuimos a la caseta 290,
cómo no, de Dolmen Editorial, donde
los grandísimos Larisa y Javier me hicieron sentirme tan a gusto
que no puedo expresarlo con palabras, tanto con sus bromas como su
profesionalidad, siempre sonrientes y siempre efectivos. Por supuesto, la
mayoría de vosotros no sabéis (ni tenéis por qué saber) cuáles son los
entresijos de nuestra profesión y de esta vida que a veces parece la de un
feriante, donde tener una silla cómoda o una botella de agua cerca marcan
muchas veces la diferencia entre una buena y una mala sesión de firmas, o las
personas que os atienden a los que venís a comprar son rápidas y eficaces
dándoos el cambio u ofreciéndoos una bolsa o un marcapáginas… pero os aseguro
que es muy, muy diferente, estar firmando durante horas y horas en un stand
donde el ambiente es agradable y distendido que en otro donde no lo sea. Y
Larisa y Javier lo han hecho posible, y hay que estarles muy, muy agradecidos.
Gracias, chicos, y espero que esta no sea ni mucho menos la última vez que
trabajemos juntos.
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