Aprovechando que hoy hace un año y un día de su creación, actualizaremos el presente blog con una entrada un tanto peculiar y particular: el reciente traslado de mis cosas a su morada definitiva (al menos de momento, porque ya se sabe que eso es difícil de saber) ha hecho aflorar uno de esos objetos que tenía localizados pero que hacía mucho tiempo que no tenía en las manos...
Se trata, nada menos, que del manuscrito original del “Círculo Primero”, que comencé allá por finales del 2001 en una máquina de escribir electrónica y que tuve que finalizar en ordenador ante la pasmosa voracidad de tan antediluviano aparato (no sabía yo que una carísima cinta de máquina de escribir electrónica diese únicamente para veinte folios a una sola cara...). Es decir, no lo hice a tinta manuscrita, ni tampoco lo utilicé como base para retocar después: imprimí la parte de ordenador (y borré el archivo electrónico) y la junté a los primeros folios, corrigiéndolo después todo a tinta para finalmente pasarlo de nuevo a su forma definitiva. Sí, ya sé que soy un tanto lioso, pero no puedo negar que estos juegos privados literarios me encantan.
Ahora, a reunirse con los demás, después de haberle designado el correspondiente sobre protector: desde luego, semejante texto no podía estar en otra parte que no fuese con sus compañeros, y teniendo en cuenta que ahora mismo ya no trabajo con manuscritos (los juegos literarios me encantan, pero cada vez me gusta menos complicarme la vida), es toda una pieza de colección, ¿verdad?
Se trata, nada menos, que del manuscrito original del “Círculo Primero”, que comencé allá por finales del 2001 en una máquina de escribir electrónica y que tuve que finalizar en ordenador ante la pasmosa voracidad de tan antediluviano aparato (no sabía yo que una carísima cinta de máquina de escribir electrónica diese únicamente para veinte folios a una sola cara...). Es decir, no lo hice a tinta manuscrita, ni tampoco lo utilicé como base para retocar después: imprimí la parte de ordenador (y borré el archivo electrónico) y la junté a los primeros folios, corrigiéndolo después todo a tinta para finalmente pasarlo de nuevo a su forma definitiva. Sí, ya sé que soy un tanto lioso, pero no puedo negar que estos juegos privados literarios me encantan.
Ahora, a reunirse con los demás, después de haberle designado el correspondiente sobre protector: desde luego, semejante texto no podía estar en otra parte que no fuese con sus compañeros, y teniendo en cuenta que ahora mismo ya no trabajo con manuscritos (los juegos literarios me encantan, pero cada vez me gusta menos complicarme la vida), es toda una pieza de colección, ¿verdad?