“La edición consiste fundamentalmente en encuentros. Sin ellos, poca cosa sería. Encuentros de vivos, por supuesto: pero también de desaparecidos, de olvidados. Autores muertos nada más nacer, cuyos libros desconocidos, o papeles inéditos, encuentra alguien. Fantasmas de escritores, espectros de manuscritos nunca publicados o de volúmenes que se esfumaron de las memorias y las bibliotecas, lo mismo da. Un buen día están ahí, materializados gracias a un azar obligatoriamente objetivo, que rápidamente se ve impulsado a tejer en torno a este encuentro toda una red de nuevos encuentros, de reencuentros, de continuaciones coherentes o inesperadas.”.
(Jean-Jacques Pauvert, La Travesía del Libro. Trama Editorial, p. 200)
Pues
aquí estamos de nuevo, por lo que parece…
No, no
soy la persona más constante del mundo… pero al mismo tiempo, hay algo en mi
propio interior que me impele a no rendirme del todo. A fin de cuentas, los
escritores somos así, y no conozco a ninguno que sea igual a otro en ese sentido.
Es decir, me he encontrado en mi gremio con personas metódicas y diligentes que
ocupan un horario férreo e inamovible con tal de producir lo que consideran que
deben, sin desviarse un milímetro del camino… y luego estamos, como diría mi buen
amigo y compinche Raúlo Cáceres, los “bohemios”, aquellos que tecleamos a salto
de mata y procuramos no perder fuelle ni comba en lo que hacemos, pero que a
fin de cuentas estamos más interesados en la Existencia y en todos sus caminos.
Decía Boris Vian que “escribir es tan peligroso como vivir”, y al menos para
mí, vivir tiene que ser tan peligroso (o más bien tan interesante) como
escribir… así que ahora mismo, aquí estamos, haciendo lo que podemos (y lo que
no, comprándolo hecho, como diría otro gran amigo mío como es el doctor
Fernando Blanco, con quien nuestras correrías conjuntas me han provisto de
maravillosas frases durante todos estos años).
Así
pues, sed bienvenidos y bienvenidas de nuevo a este blog que siempre tiene
vocación continuadora y que luego se interrumpe una y otra vez… aunque la
verdad es que material nunca le falta, y que además la ocasión es especialmente
buena, ya que esta vez celebramos nada menos que el nacimiento de una
editorial: la nuestra, llamada cómo no Ediciones Incontables, a pesar de que me
propusieron para ella nombres más imaginativos a tenor de las múltiples y
variadas experiencias que me ha proporcionado esta carrera mía de letras que
hace tanto decidí abrazar… aunque precisamente por eso, no he venido yo aquí a
hablar mal de nadie, entre otras cosas, porque yo tengo trabajo que hacer.
Y
trabajo que hacer, a pesar de que sea de forma intermitente, nunca falta.
Porque desde luego, poner en marcha una editorial no es una tarea fácil,
después de todo… aunque sin duda, estamos trabajando en ello. Ahora mismo,
tenemos ya una página web operativa aquí que podéis visitar para curiosear lo (poco
aún, es verdad) que tenemos en ella, pero tal y como deseábamos, es una
preciosa estantería (y si sois lectores o lectoras, sabréis de sobra lo importante
que es tener estanterías que sean bonitas y agradables, y por supuesto también
útiles) que esperamos ir llenando poco a poco, cómo no, de libros. Esos libros
que os queremos hacer llegar, para que los disfrutéis de la forma en la que
merecéis hacerlo. Porque ese y no otro es nuestro objetivo, el mío propio y el
de mi valerosa y brava directora editorial Fany Monlo, que me acompaña en la
aventura con toda la ilusión del mundo, que a fin de cuentas falta hace en
empresas como esta. De este quijotesco modo, al menos, los dolores de cabeza
serán siempre míos (o más bien, nuestros), y nuestra falta de sueño no
dependerá de otras mentes más o menos pensantes que siempre prometen mucho pero
que a la hora de la verdad hacen nada y menos…
Pero
como decía antes, yo venía aquí a trabajar, y eso a fin de cuentas es lo que
estoy haciendo. Así que, desde ya, bienvenidos y bienvenidas a esta aventura,
que de momento tiene ilusión y ganas, pero muy pronto tendrá libros que vivir y
que disfrutar. Porque los libros son para ser disfrutados, qué duda cabe… pero
también, y por supuesto, para ser vividos. Porque a fin de cuentas, nada es tan
peligroso (ni tan interesante) como vivir.
Seguidnos pues en Ediciones Incontables, o en nuestro Instagram de @edicionesincontables, para estar al tanto de próximas (e interesantes) novedades. Os mantendremos informados/as… más tarde o más temprano, pero lo haremos. Prometido.
Y de momento, para que no digáis que no os damos nada como regalo de bienvenida (o ya puestos en estas fechas en las que estamos, de Navidad), ahí tenéis un relato de la Tierra Incontable de hace ya unos cuantos inviernos, para que le echéis un vistazo y disfrutéis además con las preciosas ilustraciones que el siempre grande Raúlo Cáceres se ha currado para la ocasión. Nanailïawynn, o lo que es lo mismo, La Búsqueda del Unicornio, es un cuentecito que escribí cuando toda esta aventura de la Tierra Incontable estaba empezando en mi cabeza (es decir, hace ya casi tres décadas, cielo santo), que he pulido y arreglado para la ocasión. Y como podréis comprobar, tiene un tono un tanto infantil que he usado a veces para narrar historias dentro de historias, como experimento literario o simplemente como divertimento. En todo caso, esperamos que os guste, tanto a los lectores veteranos como a quienes os acercáis a nosotros por primera vez. Por supuesto, está disponible en nuestra página web, aquí (para descargar de forma gratuita y segura, insisto).
Así pues, lo dicho: vosotros y vosotras, disfrutadnos, que para eso estamos. Que quienes aquí estamos, intentaremos que el viaje sea interesante, por la parte que nos toca. Entre otras cosas, porque eso es algo que nos interesa mucho también.
Post scriptum: la cita introductoria a esta entrada es del libro de
memorias de Jean-Jacques Pauvert, quien fuese el primer editor de obras tan
interesantes como Historia de O, Emmanuelle, o las obras completas del
marqués de Sade, y que los valientes de Trama Editorial han traducido al castellano
y publicado en 2011 (lo cual es pero que muy de agradecer). Sin duda, las
experiencias vitales de un hombre que llegó a enfrentarse incluso a la censura
gubernamental y continuó contra todo pronóstico haciendo lo que creía que tenía
que hacer, resultan desde luego muy inspiradoras para mentes inquietas como las
nuestras…